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Igualdad de género en la tecnología y la informática

Helena Mayans, biotecnóloga de formación, aterriza en Cognizant en 2021, atraída por los datos, donde se ha formado en Data Science y en conceptos de Machine Learning.

Creo que siempre he estado muy interesada en la lógica y las tecnologías, tanto por la satisfacción mental que me generan (¡la Helena de 7 años con placer se saltaba horas de patio con tal de poder hacer cuadernos de matemáticas de cursos avanzados!) como por su utilidad. Por ejemplo, en bachillerato realicé el trabajo de investigación aplicando la tecnología al mundo sanitario.

Comencé a estudiar biotecnología por mi interés en entender el comportamiento del organismo y por qué puede fallar, animada por mis propias alergias e inmunodeficiencias. Si bien la biotecnología puede considerarse una carrera STEM, está alejada del sector TI. Actúa como puente entre la biología y la tecnología, y tiene como objetivo optimizar procesos industriales y mejorar las transformaciones mediadas por microorganismos.

La demanda de personas con formación en bioinformática ha crecido considerablemente pues, aunque existan genios en TI, pocos de ell@s tienen una formación en biología y por este motivo decidí enfocar mi carrera hacia esta área. Sabía que no encajaba en lo que llamamos “wet lab”, pero descubrí la Biología Computacional de la mano de un buen grupo de investigación y decidí que fuera la temática de mi trabajo de fin de grado. Recuerdo este momento como una sensación de victoria: había encontrado un sector donde mi formación en biología, poco común en la industria, podía ser útil para abordar las preguntas que quería responder, recurriendo a la programación y recursos informáticos. Me encantó la experiencia; había encontrado mi carrera profesional.

Sin embargo, no fue fácil. Por un lado, no poseía todos los conocimientos que debe tener un Data Scientist, y por otro, tampoco cumplía con los requisitos del mundo de la investigación (exigencia de formación ampliada de postgrado). Fue entonces cuando decidí dejar las ciencias de la salud y poner todo mi foco en la programación.

La falta de referentes femeninos en la informática y la presión que sienten las mujeres para demostrar su valía en un campo dominado por hombres son problemas comunes; nada nuevo por lo que tantas mujeres no hayan pasado antes. Durante un tiempo, pensé que esa presión por aprender nacía de mi perfeccionismo, pero pronto descubrí que esta presión que me auto exigía residía en que no quería que me vieran como inferior por mi condición de mujer.

Este tipo de carreras técnicas presenta desafíos para las mujeres, no por su complejidad, sino por una cultura que todavía tiene estereotipos de género arraigados en ella. Desde ser tomadas en serio hasta sentirse incapacitadas, pasando por tener que luchar por un espacio en el equipo y sentir el constante síndrome de la impostora. Por ejemplo, cuando les conté a mis amigas que no sabía qué hacía en una reunión de proyecto con el cliente, donde éramos unas 30 personas, y ¡solo tres mujeres (y yo la única de la empresa)! a nadie le sorprendió esta sensación.

La falta de mujeres en cargos corporativos y la presencia de estereotipos de género en la contratación y promoción solo perpetúan esta desigualdad. Preguntaros cuántas team leaders o project managers son mujeres y veréis que aún hay mucho trabajo por hacer.

Es importante que las empresas y organizaciones trabajen activamente para romper estos estereotipos y que promuevan la igualdad de género. Las mujeres deben ser valoradas por su talento y habilidades, no por su género o apariencia. La eliminación de información personal, como fotos y nombres en los CV, puede, por ejemplo, ser una forma efectiva de evitar los prejuicios y promover la igualdad de oportunidades.También es necesario cambiar la cultura que rodea a la informática para que sea más inclusiva y acogedora para las mujeres.

En resumen, es necesario un esfuerzo mantenido y constante para llegar al objetivo de la igualdad de género en el sector de la informática y la tecnología. Las empresas y organizaciones deben trabajar activamente para promover la diversidad y la inclusión, así como para abordar los estereotipos de género y el síndrome de impostor que, a menudo, afecta a las mujeres. Solo entonces podremos lograr una verdadera igualdad de género en la tecnología y en la sociedad en general.

 

 

 

 

Autores

Helena Mayans

AIA-Modern Data Engineering